El radicalismo tradicional, gran perdedor en el conflicto Jaldo-Manzur

Sólo en la surrealista política tucumana puede suceder que el hijo de un represor, a quien reivindica, cuestiones por temas de coherencia moral e ideológica a los dirigentes tradicionales del partido político que más hizo por la transparencia, la institucionalidad y la democracia en el pasado reciente.

Pero así sucedió y muchos adhieren a las críticas del jefe del bloque de Fuerza Republicana (FR) en la Legislatura, Ricardo Bussi, contra un grupo dirigentes de la Unión Cívica Radical. El líder republicano embistió contra la posición de los radicales José María Canelada y José Ricardo Ascárate, quienes propiciaron con sus votos, la designación del jaldista Eduardo Cobos como ombudsman para el período 2021-2026. Según Bussi, la UCR debería aplicar medidas contra los legisladores, como él hizo con Juan Rojas y Paulo Ternavasio, los dos bussistas expulsados del bloque por participar de la elección e ir en contra del mandato partidario.

Bussi aseguró que en el radicalismo deberían exigir explicaciones a los legisladores de la UCR Canelada y Ascárate por el vergonzoso voto a favor del espacio que conduce el vicegobernador Jaldo, luego que la senadora Silvia Elías de Pérez y el diputado José Cano tildaran de ‘vergonzante’ la votación del defensor del Pueblo”.

“Le pido al centenario partido que no se asocie al jaldismo, y que representen las banderas de la institucionalidad que tanto les gusta pregonar”, aseveró Bussi, en un momento crucial en el que se negocia dentro del radicalismo una alianza justamente con él, que impulsan Roberto Sánchez y Mariano Campero, intendentes de Concepción y Yerba Buena, respectivamente. Estos dos dirigentes son considerados la renovación del partido.

Anoche, el interventor de la Unión Cívica Radical en Tucumán, José Argañaraz, difundió un comunicado para justificar los votos de Ascárate y Canelada, después del aluvión de críticas que recibieron. El texto fue compartido por Silvia Elías de Pérez.