¿Jaldo se despega o tantea el termómetro electoral?

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Por QueDIARIO

El gobernador Osvaldo Jaldo empieza a calibrar su discurso y no es casualidad. Con el año electoral en marcha y el humor social por el piso, su tibia crítica al Gobierno nacional pareciera más una jugada de ajedrez que una convicción firme. En su reciente recorrida por obras públicas, el mandatario tucumano dejó entrever cierta incomodidad con el relato oficialista libertario: reconoció una mejora en los indicadores macroeconómicos, pero alertó sobre la persistente caída del consumo y el malestar social.

A simple vista, sus declaraciones parecen marcar una distancia del mileísmo. Pero más que un quiebre, parecen un tanteo, una suerte de “veremos” en voz alta. Jaldo no rompió lanzas, pero sí dejó de aplaudir. Dijo, por ejemplo, que “la inflación bajó”, aunque “volvió a subir”, que hay déficit cero, pero también “bolsillos vacíos”. Un equilibrio quirúrgico: avala la macro, pero lamenta que no llega a la mesa familiar.

Su crítica central: en Tucumán no hay minería, ni regalías, ni oro ni petróleo. “Vivimos del consumo”, señaló. Y ese consumo no repunta. En su discurso, la provincia se muestra como víctima estructural, pero también como excusa para ensayar una crítica moderada al modelo Milei.

Algunos ven en este viraje una señal de regreso al redil peronista. ¿Una forma de tender puentes con Cristina, el PJ, los gobernadores? ¿O simplemente un ajuste pragmático para no quedar pegado a un Gobierno que promete estabilidad macro a costa de ajuste social?

Por ahora, Jaldo sigue en el limbo. No rompe ni acompaña con entusiasmo. Su gesto es más una lectura del clima que una convicción. El tucumano camina la cornisa: ni con Milei, ni sin él. Pero el reloj electoral avanza, y pronto tendrá que decidir si sigue jugando al equilibrista o se anima a dar el salto.